sábado, 6 de junio de 2009

Dia 1. Las Palmas - Londres

No voy a decir que no estaba nervioso antes de salir. En realidad si lo estaba. Llevaba dos días completos organizando la maleta y el pequeño obsesivo compulsivo que habita en mi interior sospechaba que se dejaba algo. Sabía que llevaba 4 kg de más por lo menos. Y eso después de una larga discusión en la que mi querida novia me orden.. este... persuadió para que dejara atrás "secretos de la anestesia", el Morgan y otros dos que no recuerdo. La maleta pesaba un huevo. En el mostrador de facturación la señora de iberia (del Sr Iberia) me dijo que llevaba exceso de peso y que me iban a sablar 40 y pico leuros si no pasaba esos 4 kilitos de más a mis hombros. Yo en realidad me había resignado a aflojar la pasta tras varias configuraciones diferentes y tras sacar de la maleta las zapatillas de correr, los 5 manuales y el disco duro. La mochila crujía del peso y yo ya me veía pidiendo hora a los neurocirujanos y a los de la unidad del dolor de Great Yarmouth nada más llegar. Lo más sorprendente de todo es que cada vez que pesaba la maleta incluso sin cambiar nada, había una variación de casi medio kilo. La verdad es que lo que se dice precisión... pues como que no...

El vuelo hasta Madrid fue bastante fructífero: me conseguí pegar entre sueñecito y sueñecito, tres capítulos de Star Wars: The Clone Wars en la PSP y me pasé un par de fases del Gods of War (mira que es violento el juego). Un vuelo redondo.

Una vez en la T4, decidí comenzar la rotación externa con una comida como Dios manda porque sabía que una vez en Inglaterra nunca se sabe lo que iba a pasar: me pegué un menú cuarto de libra con queso (quarterpounder with cheese...) (pero con ensalada ehh...) y después dio la casualidad de que Luis estaba también en el aeropuerto y me pudo solucionar algunas dudas que me habían surgido a última hora.

Volvía a estar en la cola de embarque y seguía nervioso. Había demasiada incertidumbre respecto a la forma en que llegaría desde el aeropuerto de Heathrow al hotel en la primera etapa y al día siguiente desde la estación de tren hasta el destino final en Great Yarmouth.
Lo cierto es que llegué a Heathrow sin problemas y tras una cola considerable para el control de pasaportes, conseguí burlar a los polis de UK border y llegar a la recogida de equipajes donde tras unos inquietantes 40 minutos apareció triunfante mi maleta. Joder como pesaba... y la mochila también...
Llegué al Heathrow express que me llevaría a la estación de Paddington sudando y con un dolor opresivo en el pecho que se irradiaba a la mandíbula pero que yo atribuí a una mala postura durante el vuelo. De allí cogí un taxi de los negros hasta el hotel. Como diría Jou: fazi fazi...Etapa uno superada.

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