viernes, 19 de junio de 2009

Viernes. Llegar a Londres

Llegué a la capital bastante tarde el viernes por la noche. El taxista que me llevó a la estación de Great Yarmouth resultó ser un portugués llamado Helder, que vive en Great Yarmouth. Por lo visto está casado con una inglesa y tiene una niña pequeña. Dice que lleva siete años aquí y que a pesar de que es feliz y le va bien, no le gusta vivir en Great Yarmouth. Es curioso, pero a la mayoría de los ingleses que rotan por aquí así como al resto de personas que llevan tiempo en la zona (ie mi compañero de piso Kam) tampoco les gusta demasiado.

Llegué a la estación de Liverpool Street a las 22h con tiempo justo para comprar algo para cenar (para llevar) y coger el metro hasta la zona del hotel, que de entrada no sabía con exactitud donde estaba. La verdad es que fue coser y cantar. Sólo tuve que coger un metro hasta Embankment y después subir hasta el Strand (ambientazo por cierto). El hotel resultó ser mejor de lo que esperaba (ya no me espero nada de Londres en cuanto a alojamiento) aunque no incluía desayuno. Es de estos macrohoteles con mil habitaciones pero la verdad es que no está mal. Parece que lo han remodelado hace relativamente poco. Y la situación... INMEJORABLE. El hotel más céntrico en el que he estado. A menos de 200 metros de Trafalgar Square.
Estaba destruido después del trabajo y las cuatro horas de trayecto y correr para no perder los enlaces. Una vez más, los trenes ingleses puntuales ad nauseam, pero gracias a eso.
Como viene siendo costumbre en todas las excursiones, les dejo con otra canción inglesa

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