Día 22. Induction Day. Otra vez

Si, de nuevo Induction Day. Por lo visto lo que me hicieron hacer el primer día no contó para nada. Ya me habían avisado que tendría que pasar el Induction day oficial del hospital que se celebra una vez al més para todos los nuevos contratados. Lo bueno es que entraba una hora más tarde.
Se celebraba en una especie de sala de juntas y coincidí con varios enfermeros, auxiliares, personal de mantenimiento y alguna secretaria. Lo voy a resumir: NOS DIERON UN CHASQUE DE 8 HORAS... Nos recibió una señora muy amable que me dio una buena noticia: probablemente no tendría que hacer el segundo día de inducción.
No se lo van a creer pero también me dieron una carpeta con papeles de introducción sobre la política contra el fraude al NHS (National Health Service), una lista que debo completar y tengo que devolver firmada a mi departamento sobre los temas que me han ido explicando durante el día... vamos... la basura típica de aquí... Me voy a tener que alquilar otra habitación sólo para los papeles.
Nos habló el gerente, el de salud laboral, el de protección contra incendios, una enfermera que nos dió una charla sobre política de protección a los niños, un asesor legal nos habló sobre la política de protección de datos, otra que habló del control de infecciones y lo en serio que se lo toman en este hospital y blah, blah...
Me dejaron no asistir a la de la manipulación de alimentos, menos mal... pero al final del día la tipa me dijo que mejor que acudiera al segundo día también. ¡Qué le vamos a hacer!

Lo bueno es que salí temprano y me dio tiempo de ir a comprar... pero no a comprar a cualquier sitio sino a un super de verdad: el Morrisons. Más que nada porque tenía tiempo de sobra y me apetecía caminar... Ya les he comentado que aquí los supermercados no están muy cerca... Ir al super es como partir hacia un éxodo...
Lo bueno es que en el camino de vuelta divisé un chino y decidí que me llevaría a casa algo para cenar.
Cuando llegué al chino, leo en la entrada que es to take away only... Y el local de hecho parece la recepción de un hotel: ni una mesa, ni nada que recuerde a un local que vende comida. Tiene un mostrador con una china detrás de un ordenador, decorado con unas flores y del lado del cliente hay unos sillones con una tele y revistas.
Me decidí por un arroz con pato y gambas... y por una revista de cotilleo inglés (son como las españolas pero sólo sale una tal Katie Price (más conocida por Jordan) , que es como la Belén Estéban pero inglesa) ... La china se levantó del ordenador, abrió una puerta que tenía a un lado que deduje conectaba con la cocina y dió un par de gritos hacia el interior (en chino claro). Me invitó a tomar asiento en el sillón, cosa que hice diligentemente, cargado como estaba con las bolsas del super. Diez minutos más tarde un brazo con una bolsa colgando asomó de la puerta misteriosa y entregó el pedido a la china de la entrada, que a su vez me lo entregó a mi. Surrealista la verdad.